El periodismo es un cuento

julio 17, 2008

 

No recuerdo exactamente en qué momento decidí que lo sería; cuentista, digo. Ni siquiera si fue, en sí, fruto de una decisión. Simplemente, lo soy. Al igual que otros disfrutan dando resolución a problemas aritméticos, yo lo hago jugando, mejor o peor, con las palabras. Dirían muchos que eso es literatura y no periodismo. No les faltaría razón. No en vano, los periodistas somos –eso lo sabe todo el mundo- escritores frustrados.

 

O no, porque el periodismo tiene mucho de literatura. Y cito, de nuevo, a Rivas: “Cuando tienen valor, el periodismo y la literatura sirven para el descubrimiento de la otra verdad, del lado oculto, a partir del hilo de un suceso”. Es aquello que se oculta bajo lo que todos pueden ver, los tres pies del gato… Sólo que la mayoría (de periodistas, me refiero) hace tiempo que no transitamos por los callejones….

 

Al contrario, nuestro trabajo transcurre delante de un ordenador, colgados de un teléfono y, de vez en cuando, en salas de prensa tan abarrotadas como aburridas, en las que ya apenas se pregunta. Sin creatividad y sin análisis; sin oportunidad para contar -traducir- la realidad, como meros altavoces, pregoneros sin alma.

 

La blogosfera está llena de cientos, diríase miles de periodistas. De oficio o afición, de vocación o desespero, de palabra fácil cuando no verborrea descontrolada, de lamentos…

 

Somos llorones. Forma parte de nuestro imaginario colectivo, ése que, a pesar de los pesares, blandimos orgullosos a destiempo y escondemos en el cajón cuando deberíamos sacar. Por eso, Internet es un medio inagotable para nuestros desahogos.

 

Vamos de víctimas. Los sueldos son míseros, el trabajo es demasiado para pocos y nuestros medios están dominados por intereses que no nos permiten desarrollar la que debería ser nuestra verdadera labor. Vamos de poderosos. Miramos por encima al ciudadano, tratando de crear alarma o pasión, odio o querencia, según se aviene al gusto de los intereses que nos dominan.

 

Este blog es mi particular respuesta a un trabajo que amo aunque rara vez me colma, una válvula de escape…, en la que, sálvese esta primera entrada, raras veces me permitiré mirarme al ombligo para hablar de periodismo; no, al menos, del que nos gusta hablar a nosotros, ésa lectura de nuestro trabajo que nos aleja de la realidad. Porque este blog nace con intención bien distinta, la de buscar otro pie en el que apoyar mi cuento. ¿Tú ya tienes el tuyo?