Hoy ganaré a Usain Bolt

septiembre 1, 2008

Siempre se me han dado mal los deportes. Yo era de ésas que, cuando llegaba la hora de aquello que se empeñaban en denominar ‘Educación Física’, en lugar de alegrarse, pensaba en la manera de escapar.

Escribir de asuntos deportivos tampoco es lo mío: para qué negarlo. Quién sabe si algún día lo haré, pero siento que no está en mi sino. Pocas veces, así las cosas, me atreveré a escribir de competición física alguna. No soy docta en la materia ni pretendo serlo.

Sin embargo, algo me ocurre cuando llegan los Juegos Olímpicos. Da igual lo que sea: esgrima, salto del potro, baloncesto, tenis o natación sincronizada… Durante unos días, me convierto en una devoradora implacable de retransmisiones en directo, programas de resumen de las jornadas y entrevistas a los medallistas del día; por unas semanas, incluso, leo las páginas de ‘Deportes’ de los diarios, ésas que ni huelo el resto del año, y defiendo con ardor mis opiniones sobre éste o aquel atleta. Como si realmente supiera algo de todo ello.

Y es que, a pesar de todo, ¿quién no ha soñado alguna vez con llegar más alto, ser más fuerte o correr más rápido? Por eso, hoy me cuesta tanto renunciar a dejar atrás Pekín; por eso este 1 de septiembre quiero empezar el curso bien y cerrar el verano a lo grande. Hoy ganaré a Usain Bolt, hoy me reiré de mis límites.


El proceso del olvido

agosto 25, 2008

No podía dejar el tema a un lado, pero tampoco quería que las prisas me hicieran decir (bueno, escribir) lo que no debiera. Por eso, he esperado hasta cinco días para digerir una tragedia que no es mía. Sólo lo es de las ya 154 personas que han perdido la vida y de sus familias, cuyas imágenes, cuyas declaraciones hoy se disputan todos los telediarios y mañana no querrá nadie.

Será cuestión de semanas, pero ocurrirá porque ese proceso, el de la exaltación para caer en el olvido, es cada vez más rápido. Los hay –puedo asegurarlo- que ya habían culminado ese camino cuando las cifras de fallecidos aún no llegaban a la cincuentena y apenas habían pasado cinco horas de la catástrofe. Los hay que, con ese rictus de tristeza que sólo ciertos presentadores televisivos saben asumir, pueden pasar del lamento a las especulaciones sobre responsabilidades e indemnizaciones millonarias sin que medie una tregua para coger aliento.

Hoy no quiero hablar más de vosotros. Hoy mi recuerdo va para aquellos protagonistas involuntarios a los que jamás les hubiera gustado hablar del precio de las vidas de sus allegados. 

“Mitigar el dolor no es un objetivo del periodismo: presentar la realidad con el máximo grado de verificación, sí”. Juan Varela, La hipocresía del dolor.


Rafa Nadal o el poder de la ‘zurda’

agosto 13, 2008

Este miércoles es el Día Internacional de los Zurdos. Sí, aunque parezca mentira. A día de hoy, no hay persona en el mundo que no pueda acogerse bajo el paraguas de algún ‘día mundial’ de lo que sea… Los hay para todos los gustos.

Por eso, porque hoy se recuerda a ese diez por ciento de la población que ‘prefirió’ la izquierda a la derecha, me he acordado de este vídeo promocional de Nike con Rafa Nadal, el número uno del tenis mundial y zurdo. Bueno, zurdo para jugar al tenis que no para muchas otras cosas. Ahora que lo pienso, me recuerda a alguien…


Parte I: La Expo Zaragoza en 5 pabellones

agosto 10, 2008
Habré de decir antes de nada que he estado dos veces en la Expo Zaragoza. Una fue por motivos de trabajo, por lo que apenas pude ver nada. La otra llegó por voluntad propia y, con carné de prensa en mano, lo que facilita mucho la entrada a cualquier pabellón sin sufrir las filas eternas de gente esperando a las puertas de cada uno de ellos.

He seleccionado cinco de los que pude ver. Quizá, no sean los mejores –por supuesto, no los he visto todos-, pero recomiendo su visita por muy diferentes motivos.

1. España
   

Por razones obvias, cualquiera deberíamos pasar por este pabellón. Además de ser el del país anfitrión de la Exposición, merece estar en esta lista por su arquitectura, obra de Patxi Mangado e inspirada en la naturaleza, por el espectacular documental que recibe al visitante a la entrada y por el esfuerzo realizado en hacer digerible los diferentes asuntos que en torno al agua acechan a nuestro país. 

 

2. Alemania. Imprescindible. En mi opinión, el pabellón que mejor ha sabido afrontar el tema sobre el que versa toda la Expo Zaragoza: el agua. Entretenimiento, elementos audiovisuales e información científica se alían a la perfección en un espacio aprovechado al máximo. Algunos países deberían tomar nota para próximas citas.

3. Japón. Por ‘refrescante’, su apuesta merece un sitio en la lista, aunque reconozco que me había generado expectativas que no se cumplieron totalmente.

4. América Latina

 

En sí, este pabellón multinacional –en él, tienen cabida todos los países de la zona (Ecuador, Venezuela, Brasil, Argentina…)- no presenta ninguna novedad reseñable. Los mismos paneles informativos densos hasta el hastío que en muchos otros… Sin embargo, para mí, en el caluroso día en que visité la Expo, supuso poco menos que un oasis en medio del desierto. Temperatura agradable, ambientación umbría, cascadas de agua y actuaciones musicales que son todo un soplo de aire fresco. Vocal Tempo, un espectáculo, altamente recomendable… 

 

5. Comunidad del Caribe. No sólo de información vive el hombre. Este pabellón, que recrea con mimo las callejuelas de un pueblito caribeño, es perfecto para tomar un descanso. Música en directo, sorteos de viajes a islas exóticas y un puesto para alegrar el gaznate con un mojito o un daiquiri…

 

 

 

 

 

 


Miré y vi que no había nada

agosto 6, 2008

En ocasiones, en muchas diría yo, las palabras no son suficientes. No, para expresar lo mucho que amamos u odiamos; menos aún, para dar con aquellas para explicar lo que sentimos cuando no sentimos nada: el vacío.

Hace unos días estuve muy cerca, durante uno de esos instantes eternos que convierten los segundos en horas, de esa oquedad de lo que te deja impasible. Una panorámica sobre un agujero sin fondo.

Y me dejé los ojos pero, en realidad, a cinco metros de mí andaba el vacío mismo, la nada. Será que me he quedado ciega. O yo o ellos.